lunes, febrero 04, 2013

Levtraru


Por enésima vez la nostalgia de mi tierra se me escurre entre las lágrimas atragantadas, medio atoradas, como tupidas. Quiero dedicarle este clip a la gente de la tierra, a los que me hacen sentir orgullosa de venir de donde vengo, a los que resisten por siglos después de tanta sangre, luma, confinamiento.

Ni yo entiendo porqué cuando navego las mareas del wallmapu ensangrentado quiero llorar sin detenerme. Debe ser que he querido lavar todas las heridas del hinchado cuerpo de mi madre, apretujado entre el Itata y el Toltén. Allí hubo gente que cuidó de ella antes que yo estuviera, para que la conociera preciosa y orgullosa, para que la descubriera como la matriz dadora y entregada que es. A esos cuidadores es que hoy les quiero decir que no se rindan, que su resistencia hace que mi jus solis sea la excusa para solidarizar y defenderlos, que sé cuan valioso es ese suelo para aquellos que sin tierra no tienen cultura.

Hago un viaje mental mientras los beats del rap chileno y los versos de Neruda se mezclan en la pista: Maquehue, Estación, Padre, Lonquimay, Nahuelbuta, los confines de Angol, el centro y el mall, las luces de la gran urbe y la Feria Pinto, las carretas, el mercado y sus compases de Kültrun; todo se disuelve después de ser vivencia, imagen, recuerdo de todos los años de cimientos que la mamá Araucanía me dejó bajo los pies. Lamento tanto que nos hayamos tenido que separar, bonita.

No te me arrugues, no te recojas, sal. Sal a demostrar lo que eres y quienes son tus hijos, los más fuertes, los de la raza indomable, altamente inflamable.

Orgullosos de que nos de la indiá. MARRICHIWEU!