domingo, diciembre 30, 2012

Sentido Práctico

Que me sirva. Que sirva para (des)continuar aquello que se dirige a una destrucción inminente. Que renuncie al servilismo; eso debe ser lo más importante, seguido de esa permisividad que he de darle a mi sentir para que (a)flore como es. 

Romper las ligaduras de las venas. Los lazos de la respiración y las cadenas (...). Cadenas de miradas nos atan a la tierra. Romped, romped tantas cadenas.


Esta es mi forma de empoderamiento. La única que en este momento de mi vida me faltaba. Para eso es todo esto, para tomar el control y dejar de depender de aquello que la educación me impuso, que las normas ciñeron.

Soy mía, estoy completa. Puedo pasearme por las grandes alamedas desnudas a media mañana con los labios resecos y sin Blístex, si así lo quiero. Puedo volver de la lluvia y de los truenos sin saber qué pasa, comenzando a tomar las riendas, a comprender. He tomado posesión de aquello de lo que me privaron y que siempre fue mío.

Ojo, nunca dije que no podía compartirlo.

martes, diciembre 25, 2012

Delicias de la Memoria


Estoy volviendo pues, como de costumbre. Nadie lo sabe, salvo yo. Mejor así, pienso, conformándome; es lo mejor y lo más sano, porque es mío y nadie más puede comprenderlo tan bien.

He vuelto al lugar. Es curioso ver cómo las piezas se han puesto en orden nuevamente. Cada cosa en su lugar. Ninguna otra casa de muñecas está tan ordenada. Todo lo que transcurrió fue desorden... desorden, caos, estragos, revueltas, motines; maravillosos alborotos por cierto. Ahora es como si se cerrara algo, aunque no muy firmemente. Sólo unos hilvanes disparejos sujetan un poco los cauces de río que se inquietan o se aquietan según el estímulo proveniente del exterior. Esa siempre ha sido mi consigna, no dar puntada sin hilo.

Cerrar un ciclo, ya sea con un fino hilván o con costura reforzada, implica para mí imaginar su redondez y retomar sus inicios, al menos para afirmar la última puntada, el último centímetro de amarre, que se continua de tal forma en que no se sabe dónde empieza, ni menos dónde termina... o si es que termina. Es por eso que me miro por encima del hombro. Es por eso que miro pa' trás. Es por eso que me gusta caminar, para volverme sobre mí misma y mirar el camino andando, ojalá con el Sol poniéndose detrás, bien cliché.

No quiero parar. Seguir, aguerrida, fuerte, cazadora, vehemente. Lo que más le pongo a la senda son ovarios y pies. Algunos creerán que llevo maletas de maquillaje, tacones, ropa, revistas de moda, espejos. Lo mismo da. Ovarios y pies, dije. Los viajes ya no son míos sino de mi memoria; los caminos andados, los cerros, soles, aguas, brisas, arenas, lluvias, cementos, puentes, pehuenes, altares, micros, personas se me mezclan en la cabeza y de repente en la cuchara también. Menjunje aparte son las pieles, olores, carnes, sonrisas, ropajes, lechos, paredes, sustancias, y otros psicotrópicos que me producen síndrome de abstinencia de sólo acordarme... una lenta convulsión adormecedora me invade de sólo mezclar los viajes y brebajes que sintetizan este desorden de vida que tuve mientras pude... y que tendré mientras lo goce.

Hasta que el cuerpo aguante.

sábado, diciembre 01, 2012

Preliminares (o ensayo del discurso maqueteado)


Qué entretenido rabiar contigo -dije-. Sembrarte estrellas en la nuca también.

Como no me entendió bien, me pidió que me explayara. Saber que le interesaba conocer mis ideas me produjo un alegre entusiasmo con el que me lancé a realizar tal tarea. Le conté de muchas cosas que ya sabíamos, incluso colaboró en mi labor. Las buenas noches de música a media luz, adornadas por cervezas de mediana calidad, fueron el primer argumento sólido, y luego pasamos a las irreparables distensiones causadas por las contingencias de nuestras vidas, lo cual nos pareció raro; raro porque las destacábamos justo después de las incontables veladas gratas que pasábamos acompañándonos. A mí también me produjo extrañeza darme cuenta de que la historia la estábamos contando entre dos, mal que mal, quería decir que no todo había ocurrido en mi cabeza. Pronto comprendimos que el Talón de Aquiles no es sólo una traba, también es una parte del pie, y que por lo tanto, contribuye al caminar.

Mientras Saturno atraviese mi casa cinco, habrán dos años y medio de refreno sentimental, y con esa Luna en Leo, la impaciencia se va a apoderar de mí -vaticiné-. Será una tediosa lucha contra mí misma.

Me encantó hacerle reír a carcajadas. Nada fue por azar. Recordé la mucha gracia que le causaban las supercherías como la astrología, el psicoanálisis o la fenomenología. Sigo cultivando esos saberes por curiosidad propia y para que se ría, porque en mi aire esotérico me transformo también: soy un personaje, una ficción versátil y jocosa, que de pronto puede tomar muchas formas, y como en la variedad está el gusto y en la transformación la permanencia... vamo' arriba.
Hay muchas otras cosas que recuerdo, que tengo en mente, y sin embargo me sorprendo con todos los detalles de nuestras anécdotas que mi contraparte recuerda. Parece que se pasó la vida haciendo su vida y a pesar de ello me tuvo allí sentada, esperándole en un rincón de la memoria. Los años no nos han pasado en vano (dices que ahora estás echando cuerpo, yo digo que nunca sabré cuál fue mi mejor época hasta llegar a vieja).

Así me gustaría verte, cuando estás a punto de anochecerte sobre mi persona, mirando el atardecer de verano sin pensar en el resto de los días -le dije, con mucha convicción-. Quiero ser tu tregua, y dejarte ir con el beso adherido a los labios mientas emprendes rumbo septentrional, sin saber hasta dónde ni hasta cuándo.

Te tinca?

Me decidí.


Hoy me levanté con un ideal claro. He decidido enamorarme, porque he decidido creer que amar es una decisión muy profunda y racional. Me voy a enamorar de un hombrecito no muy alto, pero muy grande, al que le gustan mis pecas y mi piel blanca cuando respira a media luz al lado suyo. Él siente una gran predilección por el misterio, por la espera; y yo hasta no hace mucho sentía predilección por las certezas y la inmediatez. Sé que le obsesiona el autoconocimiento, escarbar en todo, no mover ninguna pieza sin pensar en cada detalle y pulir cada maniobra como si se tratara de un producto de la más fina de las artes.

Este hombrecito muere por volver, y yo cada día me desvivo por salir. Las inevitables pugnas de nuestras ideas garantizan el movimiento retroalimentativo de nuestros engranajes, prolongando la historia más de lo que nos parece posible. He decidido que quiero seguir compartiendo esa mirada de asombro, cuando nos preguntamos cómo llegamos hasta aquí, y comentamos que nunca nos pareció posible.

Mi decisión contempla rituales hermosos, solemnes. Uno de los primeros es hacer las maletas, siendo consciente de que he de partir a donde los recovecos del ímpetu me lleven; las hago ligeras porque con los años y los gajes del oficio de viajera he aprendido a prescindir de los cachureos. Le secunda el peinado, ese amarre de cabello medio casual que me hago en las mañanas soleadas, y ya a media tarde me lo suelto para abrigar el cuello, para que el viento resople entre las hebras enmarañadas mientras me buscan la piel, y el deseo. Por último, ritualizo mi caminar: avanzo como una gacela, con una fuerza sagaz, medio seductora... y voy pensando que así mismito como camino es que beso. Recuerdo mis besos extraños y extrañados, mis añorados labios que los kilómetros convertían en imposibles, los distintos, los que despertaban todo y no se aproximaban a nada... ni nada. Enciendo un cigarro, mi último ritual. En mi actitud parezco displicente, aunque mis pensamientos tienen una importancia descomunal: temas de vida o muerte se debaten en mi mente que aún se tambalea entre la asención resignada hacia la adultez juvenil y el idealismo impetuoso de la adolescencia que quedó atrás.

Otros rituales no caben en este orden sistemático: pienso en tatuarme, me ajusto el cinturón del trench, me repaso los labios con fucsia, me cuelgo la mochila, enciendo el SonyWalkman, me salto las canciones que no tienen el mismo beat que mis pisadas. Me he decidido, me he decidido y voy al encuentro, y voy y me encuentro conmigo y con lo nuestro que no sé si es.

Con más actitud que firmeza. No hay pie atrás. Ya decidí. Y decidí esperar a que decidiéramos juntos.

Nos vemos la próxima semana.

sábado, noviembre 24, 2012

Me gusta (o elongaciones para sacar a trotar al ego).


Nunca hablamos de estas cosas. Nos hacemos los sencillos y humildes. Sí, tu y yo. Ya lo dije, todo el mundo quiere hablar bonito y parecer correcto. Sin embargo...!

Ahora debería reconocer cuánto me gusta esta música hipster que escuchaba antes de los hipsters, siempre y cuando sean esas melodías que se pueden ir marcando con el pie en una micro media vieja a toda velocidad por una avenida grande, ya sea Picarte, Caupolicán, Vicuña Mackenna o Libertad. Me gusta ir de  sur a norte, no contigo sino a tu encuentro, tomándome un agüita mineral en el camino, con la carga en el hombro derecho, el único que aguanta. También siento una predilección especial por prologar las tensiones del antes de: dar una vuelta a la manzana para no llegar al tiro, es un buen eufemismo para eso.

Otra cosa que me encanta son los atardeceres con viento sur, las noches a plena luz, los besos del siglo pasado, las madrugadas sin ir a dormir. Me gusta el azúcar, la cafeína, los estupefacientes y la vida sana. Disfruto con el culto al cuerpo: los tatuajes, el make-up, la figura humana en el dibujo, las fotos con mucha piel, el deporte sin tortura y ojalá con sentido, la bicicleta que arregla las piernas y marca el cuádriceps, etc.

Me gusta rellenar tu libro de reclamos y sugerencias hasta que explotes de risa, porque con eso de un zarpazo te incorporas y tienes más ganas de vivir la vida. Me gusta escribir contigo un libro de las preguntas, sin pagarle el derecho de autor a Neruda. Me gusta tu hastío vital, las cosas tuyas que puedo hacer desaparecer, las que muevo sin tocar y las que hago estallar sin permiso. Me gusta desenmascararte sin que lo sepas, sin angustias, sin reproches. Me gusta mirar al fondo sin conocer toda la historia y preguntarme de dónde vino todo y creer que el pregrado me entregará las herramientas para resolver la vida.

Hay cosas que me gustan mucho más, como la yerba mate sin lavar (para lavarla), el olor de la tierra mojada, tener un poco de lluvia en el pelo cuando no sé qué va a pasar con nosotros mañana; comer con hambre, dormir con sueño, tener sexo cuando ya no soporto más la vehemencia de mi cuerpo. Con todo eso puedo volver a otras predilecciones, como la música rara junto a las cervezas artesanales que me han educado el paladar, el animal print, los colores fuertes, los paseos por lugares populares y populosos, la defensa ferviente de mis descabelladas ideas.

jueves, octubre 18, 2012

Parábola de las crédulas

Esa fascinación malsana, por ese que nunca mira. Un guiño, alegría y te desbocas, bocas, boca objeto de tu más no efímero deseo, del más constante aunque con vaivenes, va, y ven le dices ven ven no escucha nada porque lleva una cruz grande que te tapa. No te ve.

Tiene tantas ideas en la cabeza como pájaros tu tienes en la tuya por su culpa; más ya no arriesgas. Ya pasó una vez que creíste en falsos ídolos que también se parecían a Jesucristo en su ánimo de profetizar, abarcar el Universo entero, imponerse y llevar la cabellera al viento seduciendo mujerzuelas que esperarán por siempre su resurrección al tercer, quinto o enésimo día. No de nuevo.

Sin embargo vuelve. Hermoso, como un ombligo dirían algunos.

martes, octubre 16, 2012

Carta para un(a) estratega

Hay mandamientos y algunos must, consejos dados, consejos escuchados... consejos apuntados como notas mentales sobre mis pies que hacen el rol de un arado. 
Voy pavimentando, preparando camino, leyendo mapa de ruta, aprendiendo a manejar; unas veces frenando, otras acelerando hasta el fondo, algunas me estaciono con el auto enganchao... otras veces no basta con el freno de mano para sujetar mis ganas de correr a 100 por hora: hay que ponerse amarras, tirar, aflojar.

La sabiduría es en esencia experiencia, la realidad es en esencia consciencia. Hay días en que creo en las pseudociencias, donde los vaticinios, presagios y oráculos son dogmas que convocan conferencias de prensa. Y aún así no hay suficientes certezas, ni tampoco éstas son necesarias. Saberse completo el camino de ida no es la idea, basta con tener un poco alerta el sentido de orientación, basta con no equivocar el sentido ni la meta.

Como sea, el camino de regreso siempre se sentirá más corto. Eso tú y yo lo sabemos, aunque no entendamos por qué hemos demorado tanto en volver de algunos de nuestros pasados.

Hay un plan pensado y repensado. Se construyen y deconstruyen nuestros caminos, y sin embargo ninguno advierte al otro eso de que estamos cosidos a la misma estrella, porque ya los años de experiencia nos han mostrado una infinidad de recovecos que hacen temblar a las certezas, y con eso hemos dejado de pretender que de una esperanza se puede saltar al cielo.

¿Qué nos apura? Quizás el ímpetu, el hambre o la fragilidad. Puede que el imperio, las alzas, la rutina.

No conozco las condiciones necesarias para la realización, porque aún no las veo. Las diviso en el horizonte, tal vez; un poco tímidas, como empinándose, sin acercarse. La consigna es avanzar sin que se vea movimiento, poseer como si no se poseyera. Ya viene la golonniña.


jueves, septiembre 20, 2012

Era de Amar



Lo cierto es que después de muchos golpes, hartos porrazos, bastantes caídas y unas cuantas cachetadas emocionales puedo sentir a mi corazón aquietarse. La calma comienza a inundarme, la paciencia se recuesta a mi lado y la templanza me aborda en una larga pero amena conversación nocturna.

En el mundo de hoy, en que todo va rápido, en que es fácil cegarse con las lucecitas de la gran ciudad y enarbolar esperanzas a partir de la publicidad, las drogas, el ritmo frenético del día a día, yo me siento y me calmo y me duermo y me digo, corazón, has aprendido a dejar de pretender que de una esperanza puedes saltar al cielo.

Lo anterior no significa que niegue la magia, los fervores que me mueven o los cataclismos que me invaden cuando una turba de actores sociales revolucionarios se me amotinan en el pecho queriendo destruir el Estado de Derecho en el que me he criado. No. Me tomo las crisis con calma, a sabiendas de que esas mareas oscilantes contribuyen y son parte del cause natural de las cosas... de mis cosas.

Ya sé que puedo perder o ganar. Que puedo dejar destruido a alguien, o me pueden destruir a mí. Que puedo usar a alguien y que me pueden usar. Que alguien puede ser un fin en sí mismo para mí, como yo para otro. Que las reciprocidades son benéficas o malignas. Que así como benéfica, soy maligna. Que así como benéficos, son malignos. Que así como los espero me esperan, y que como dejo de esperar también me abandonan. Ya basta.

No preocupare. Es el momento de ejecutar, aunque con calma. Es la Era de.

martes, septiembre 18, 2012

De Luna en Luna y por Capricho

Hace un mes no escribo. Me trae acá el mismo tema de siempre. Vengo a hablar de instintos alejados de toda cúspide y de deseos poco prácticos, peligrosos, probables, malignos.

Hoy quise tomar el teléfono sentada en-cima (a propósito de cúspides) y con maldad hacerte oír lo que aconteciera para rematar las venganzas, haciéndote saber que todo lo que tú has querido yo lo he logrado, que lo que tú has querido yo lo he tenido, que sigues teniendo una y mil razones para odiarme, para perpetuar la envidia que me tienes.

Por suerte yo no cometo más pecado capital que la vanidad y la lujuria; porque de la lista de los siete, el más patético me parece el que tú practicas con tanta frecuencia, pero aún porque lo haces después de haber intentado una relación de pares conmigo, con alguien con quien jamás podrás estar a la par, ni llamarte igual, símil o afín.

Para llegar a mi posición hace falta camino, destreza, aptitudes innatas, genes, ovarios, fuerza, piernas, actitud, sigilo, tenacidad, perseverancia, jovialidad y otros matices que sólo pueden encarnar mi figura, mi ser, mi yo. Difícil reto, ¿verdad?

Delirio de omnipotencia. Gracias a mi nuevo territorio conquistado, he lo grado volver a creer que soy una leona, y que puedo lograr lo que quiero sólo porque lo quiero... una y otra y otra vez.

sábado, agosto 18, 2012

Los de mi vida

Hace días estoy haciendo un recuento mental de mi larga historia, de mis avances, de las calles y rutas que he recorrido sin ver ni verme, de las mismas que han contado con mi plena consciencia. Ha sido un viaje bonito, una buena expedición que quisiera alargar mucho más cuando llegue a vieja... quiero alargarla y sonreír, y envejecer tranquila, y morirme no parca sino lozana, rebozante de alegría, diciendo que no me arrepiento, pensando que viví y arriesgué todo lo que quería. 

La pasión, la sangre puesta, se restringen a un eje fundamental de mi existir, a ese que todo lo mueve, que todo lo puede. La emoción es lo que pone en marcha mi cometa y lo que abre mi portal. La emoción es pasión y sangre derramada sobre los musos de mi breve pero intenso Olimpo. Estoy allí, recordando, comprendiendo lo que ha sucedido, y me gusta. Sonrío porque de la pena y las heridas he pasado a los elixires de la euforia sin problemas... fuera de clichés, lo que no me mató me hizo más fuerte.

Ellos, los buenos y malos. Los mejores y los peores. Los más agrestes, quienes me recostaron en lechos de rosas, se incorporaron como bestias y me desgarraron de una u otra forma. Me quisieron. Algunos jamás me dejaron, aunque sus cuerpos ya no estén conmigo. Otros se fueron de espíritu, pero han tenido que seguir a cierta proximidad, para su desgracia. Me tuvieron y no. Unos me tuvieron en cuerpo, otros en alma; otros en carne, hueso, calor, embriaguez, desnudez, soltura. Algunos jamás tocaron mi piel, pero hurgaron con toda libertad en mi corazón, manoséandolo de una forma muy patuda, que rayaba casi en lo asqueroso. Es desconcertante recordarlos, desde los platónicos hasta los que se definen en lo meramente concreto, porque todos van tejiendo el mismo gran manto de proezas, amueblando la casa de los triunfos y fracasos, cosiendo en mi pecho medallas de guerras bien y mal combatidas.

Hoy puedo mirarlos y sonreirles, hasta sonreir con ellos y abrazarlos de manera fraterna, sin que nada duela.

Soy una mujer con historias, y no me aterroriza decirlo. Soy una mujer que todo lo quiere, aunque sabe que no todo lo puede. El que me quiera tener, el que me merezca, sabrá domar este inquieto corazón, este espíritu libertario, estas bajas pasiones incrustadas en las movedizas arenas de mi vientre... las mismas que a todo lugar me mueven.


martes, agosto 14, 2012

Absoluto, absolutismos y absolutistas.

Estoy escuchando una canción que no es para mí, es para un hombre solo y devastado, uno de esos que se suben a la cordillera porque no encuentran respuestas en el valle central. Me fumo algo y lo recuerdo hablando de sus infinitas desgracias y luego recuerdo que cuando me encuentre añorando sus penas y queriendo cargarlas estaré en peligro. 
Yo también tengo mis tristezas, y a veces hago a otra gente parte de ellas, y a veces espero que ellos no corran peligro, que ni siquiera se me acerquen. Yo también quiero subir a la cordillera, salir a buscar lo que no encuentro, dejar botada la más inherente de nuestras cualidades, dejar botada esa idea de que tenemos que vivir entre nosotros.

Estoy solo, dijo Vicente. Solo como una pluma que se cae de un pájaro en la noche.

Sola y libre son cosas mías que quiero que todos vean y que además viajen juntas. Será posible.

Proeza de Invierno

Que me perdone mi cuaderno, pero necesito expulsar tanto pensamiento como escarcha en este día, dejar botadas las cosas que realmente debería hacer, hacer una pausa obligada y dictatorial, echar pa fuera y echar echar echar.

He expulsado por la borda cientos de inseguridades y resquemores sin sentido, me vuelvo sobre mi hombro y los miro, casi con desprecio, en una actitud altanera, sufriendo un delirio de omnipotencia impulsado por el mejor de los peores. Dejo atrás lo malo, a sabiendas de que transformado en otro cuerpo, éste se volverá a acercar y, asechante, me volverá a tentar, igual que la suerte.

(...) Qué bonita canción para una mañana como esta. Una mañana sin culpa y cargada de bohemia... no de esa bohemia de sustancias ajenas sino de las sustancias propias, del desatar de fluidos, de marañas, de uñas, de pieles y pies mestizos, de sincretismos táctiles vaticinados por los peores oráculos. Hemos reido, hemos tentado al llanto, nos hemos recombinado con sangre, rabia, culpa, miedo o estupor; la vida nos ha ofrecido un momento de tú y de mí, sin ningún significado ni más razón que retornar hacia nosotros mismos a mirarnos los ombligos que siguen esperando la apertura de las grandes alamedas de las cuales sólo tenemos una en donde no paseamos precisamente libres. ¿Y qué? Me lo pregunto porque al final, presos o no, nos tomamos los espacios y dejamos que nuestros sentidos se deleitaran, a destajo, sin límite.

Eso es lo que importa. No la cantidad de dedos que me palparon ni las noches febriles que debo explicar de otra manera a los que no comprenden mi manera. No los tragos amargos que a veces tuve que tomar, ni los sentimientos involucrados a causa de la publicidad y la presión social producida por la sobrevaloración del amor. No. La vida está llena de puras pescás y a veces se nos pierden los lapsos más sabrosos de ella por reparar en inconsistencias. Mi deber es nadar, mi deber es palpitar, mi deber es enrojecer, mi deber es trabajar con empeño en aquello que quiero alcanzar, mi deber es hacerte bien a tí y a todos los que me plazca, mi deber es dedicarme a sentir lo que me entregas sin teorizar, sin suspicacias, sin mirar más allá.

Cuando sea otra vez quiero que sea gris, que el frío me obligue a hacerme a tí, que a mis talones no llegue pasión alguna, que nos levantemos a cumplir con la vida y que al despedirme el viento y la lluvia me azoten no tan fuerte como las miradas que me amarraron a la cama. Cuando sea otra vez me quiero incorporar con fuerza y seguridad igual que hoy, sin sentir que algo de las amarras del lecho se me han quedado. Qué resuelta me hace sentir esta no sensación de peso, este no echar de menos ni tu peso ni tu cuerpo, este ímpetu que me permite retomar cada tarea como si nada, incluso la tarea fraternal de seguirte frecuentando.

Allá afuera me conecto otra vez con la ciudadela, la armo entre fierros, llovizna y zapatos de suela gruesa antideslizante. Veo caer sus caras como pegadas sobre la rutina, y yo que la rebané en mil pedazos no sólo siento que no encajo sino que soy parte de otro orbe. Y esto no es a causa de ningún bendito romance que irrumpió en mi vida para palear la estación más cruda de todas, no es producto de una historia añorada por largo tiempo que el destino al fin trajo a mi puerta, tampoco es atribuible a la mágica conexión que actúa cuando habemos dos que penetramos el vacío y nos fundimos siendo uno porque nada de esas cosas existe si no lo deseamos ambos, y mientras estemos en las reglas claros, mi sensación de que soy de otro orbe será una determinación muy mía, algo que quiero sentir, algo que siempre he querido que se haga cotidiano, y que nada tiene que ver contigo ni con los otros.

No sé nada de arrepentimientos, ni de tiempos muertos, ni de lloviznas bajo los juegos o viceversa. El reverso de cualquier cúpula deja ver aquello que motiva al alba a seguir levantándose, y en este caso, como debiera ser siempre el amor propio es más fuerte.

domingo, agosto 12, 2012

1:53 zarpando

Me acerqué decidida y le pregunté: "Ernesto, che, ¿qué hace un hombre como vos en un lugar como éste?". Él me mira y me contesta con los ojos cliché, touché; y yo respondo con una risa mala que dice Je ris tous les.

Después de eso, me aventuro hacia el caos y comienzo a nombrar, una y otra vez, como dejando caer los pensamientos libremente; me acuerdo de Walt Withman cuando, en una aventura contestataria a causa de la producción en serie, se puso a enumerar casi con rabia  y sin dejar el sarcasmo, protestando, resisiténdose a caer.

Yo no quiero resistirme, sino sucumbir, calar hondo, socavar y volver de allí aunque sea con un par de harapos puestos que sirvan para ocultar tal viaje. No me importa volver demasiado chascona -ese es mi propósito, de una u otra manera- ni un poco mal herida; son detalles, como ese comunicar que emerge de mi cuerpo, el que me traiciona ante los ojos de quien repara en esas sutilezas, el mismo que no se escapa de ninguna mirada felina, ni mucho menos tigrezca... ese que dice la verdad, en sus pequeños ires y venires que no saben bien a quién culpar, pues la cosa no es culpa, sino más bien autoría... no saben a quién atribuirle la firma que en mi piel, eventualmente, se plasmaría.

Resistir no es una opción. Me duele mi cuerpo. No es producto del frío ni de la bohemia si no más bien de una ausencia para la cual hay que preparar las armas, pues comprende no menos de una estación. Por lo pronto, los sabores de la vida, la piel, o las frutas tropicales no bastarán si no se degustan de manera intensa, lentísima, resquebrajada y, asimismo, con plena conciencia de que un buen hedonista sabe que los placeres se acaban... y que habrá que zarpar en búsqueda de nuevas vertientes de donde broten.


Será hasta el próximo solsticio... allí sabré dónde me encuentro.

viernes, agosto 10, 2012

Abajo el Amor

Hola guachito, ¿cómo te va?

Supongo que bien, ¡si todo está bien...! si hace años que nos decimos mutuamente lo bien que estamos, sin rendirnos nunca, sin enfrentarnos a los deseos o a cualquier instinto. ¿Qué podría estar mal? Nada, salvo nuestras febriles angustias por otros, por esos otros a los que les dimos todo y nos devolvieron poco y nada; salvo por las cruces y heridas que llevamos sobre la piel, las mismas que hoy nos reúnen, las que nos hacen converger.

Pajarito, de Dios usted no tiene nada, porque desde la negación pensamos en él; sin embargo, todo aquello que constituye su cuerpo está bendito, sobre todo las manos que Huidobro sólo atribuye a un ciego, o los ojos que sólo pueden pertenecerle a un mudo. Nada tiene usted de sacro ni de nazareno, su maldad es impresentable, burda, soez, sin límite... y es con ella que logra hacer el bien en niveles celestiales, milagrosos. Hermosa paradoja.

La próxima paradoja soy yo, que me meto en cosas a sabiendas de otras y me pongo a hacer justo lo que sé que no tengo que hacer.
Por cualquier eventualidad, hoy dejaré escrito que tengo miedo.

jueves, agosto 09, 2012

Oráculo

Primero andariega, luego adherente.
He de pasar por estas tierras como extranjera, siguiendo las normas del lugar que me recibe. Le pregunto al nativo si iba a ser ciego que Dios le dio esas manos, o mudo, porque Dios le dio esos ojos; le pregunto al nativo cómo es la costumbre en sus territorios, y la sigo, adaptándome a ver si logro ser profeta en mi visita al exterior.
Más tarde, tomo plena consciencia de que cada movimiento ha de ser hecho ligado a un otro, otro que no defino ni como cosa ni como persona, pero siento su compañía en este camino. Mi rectitud y mi línea me devuelven lentamente a mi sitio, y si se puede, salgo bien parada de toda esta funcia. 

Hay que prometer, aunque cumplir no esté dentro del plan... todavía.

martes, agosto 07, 2012

De adelante pa'trás

Como una mujer, difícil de entender... cuando la quieres más cerca de tí se arranca del papel. Cuando la quieres no está, cuando la tienes se va.

Tengo en la memoria cosas perfectas que huyen y por poco no son apuntadas. Debe ser porque pasan en segundos benditos de mi vida en donde no hay espacio para racionalizar y la ejecución se toma los espacios. El arte de hacer, de torcer, de enredar, de amar, de cocer, de quemar, de flotar, de palpar, de arrimar, de cribar, de anclar, de varar, de arribar, de apretar, de soltar, de fluir, de esparcir, de regar, de morder, de mojar, de iluminar, de nadar, de ir, de venir, de apuntalar, de erizar, de tentar, de jugar, de arrancar, de regresar, de cautivar, de cimbrar, de arrebolar, de estallar, de estrellar, de destellar y tantos otros se posicionan bien alto, primordiales, severos, certeros. Son ejes clave, son parte importante si no total.

Cuando saludo a mis recuerdos lo hago con más respeto que al Sol y me instalo por fin a tomar consciencia de lo realizado. No ha habido añoranza más perfecta que aquella que, abrigada por la Luna llena, surgió como un punto de luz en el vacío, acunado por un backround con full sorround nostálgico colegial. Todos los artes, tanto los teóricos como los puestos en práctica, cobraron razón de ser, puestos allí casi por una mano ajena que se secreteó conmigo para indicarme lo debidamente indebido, lo que tenía que probar, las aventuras que debía emprender; todo para ver, para crecer... y para terminar recordando.

Siempre es increíble el momento mientras lo vivo, pero lo es aún más cuando lo recuerdo.

Phoenix

Prometí que me levantaría, y acá estoy.

Un revés en la vida lo tiene cualquiera y yo lo sé muy bien. He sido suelo, sangre, aire, piel, voladero de luces, servilleta, guitarra tañida, masa de sopaipillas, objeto de deseo, profesional del servicio, mucama de turno, acordeón descordinado, ladrona por alunizaje, usurpadora. He tenido tantos roles y no todos por decisión propia, pero al menos puedo decir que con el currículum ya bien nutrido, me puedo aventurar en un trabajo que requiere de muchas artes dominadas para salir airosa de él.

Es menester que mi despertar de alas y cenizas hechas llama se prolonguen por medio de una perversa hoguera. Necesito llegar y volar y hundirme y quemarme lo más adentro posible saliendo ilesa. Difícil. ¿Será la única fórmula poner mi sombra a arder y no entregar el cuerpo a la quema?

Dejemos el final entreabierto.

miércoles, julio 11, 2012

Light Up

Quiero que suceda algo más, más profundo que esas actitudes de cortesía hipócrita que me enciende los puchos afuera de la academia que le chupa las mangas al falso marxismo. Que acontezca algo grave, otra de esas cosas que producen remezones; que se vuelen, que se muestren, que se empinen por sobre las normas sociales todas nuestras inquietudes (aunque sólo se queden en eso, en empinamientos), todos nuestros deseos, todo lo que nuestros instintos más viles ansían.

Eso por un lado, porque del otro, el pronóstico es sin duda deprimente. De ser así, de responder al llamado del momento y aludir al más común de los lugares -el nunca bien ponderado Carpe Diem-, yo ya sé qué dolores me esperan. Ya sé que te guardaré en lo más hondo de mis entrañas, en algo así como una acción contestataria frente a tus inmundas penetraciones (tanto físicas como emocionales). Se que al llegar contigo al interior de mi animalidad, también viajaría hasta el primer volcán de mi corazón y lo pondría otra vez en intensa actividad; sé que las abruptas erupciones no me dejarían dormir esta noche y la subsiguiente, porque la que viene la cerraré con una sonrisa y con mis párpados que caerán, cansados.

Sucede que estoy cansada. Estoy cansada de tener que guardar lo bueno porque no lo quieres. Estoy cansada de decirme que lo he manejado bien, y que no abriré ninguna entraña, ningún volcán. He tomado consciencia de que, si no exploto por algún lado, si no dejo salir a flote lo que me pasa, no se me va a pasar... y ese es el más grande de los temores.

Pese al deprimente pronóstico, mi fuero interno necesita darse a conocer, quizás no a tí ni al resto, pero sí a mí misma. Por ahora quizás sólo te conteste con una breve mirada cuando vuelvas a poner esa cara de homo ludens, la misma que me miró por encima de los malditos ropajes del más impuro de los lechos; eso aunque por dentro quiera envolverte nuevamente con la lumbre de nuestros juegos, de ese juego que para tí fue un fin en sí mismo.

Hace rato ya que se nota que para mí ni lo fue, ¿verdad?

viernes, julio 06, 2012

Hermoso y desconocido


Has cachado cuando el futuro es superunknown? Yo sí, a cada momento, a toda hora... lo siento. Siento que no sé nada y a la vez tengo el poder de cambiar todo en mis manos... eso porque lo único inamovible son las leyes de la física. Lo social es por eso para mí una maravilla: soy agente, soy actriz social, tengo ese poder transformador en mí.

Desde luego, hay que ampliar esta reducida teoría, a sabiendas de los múltiples hechos que se escapan de ella. Será el camino de la reflexividad y la vigilancia (nada que ver con la vigilia en estas horas que debieran ser de sueño), de abrir los ojos atentamente y pensar: lo miro, lo entiendo, lo aprehendo, lo supero, lo domino, lo transformo.

THAT'S THE WAY!

sábado, junio 23, 2012

Ri-arrenchd

Re-arranged, o como sea.


Recuerdo que dije que oscilaba entre cheetah y lirón, y ahí sigo. La diferencia radical es desde dónde miro y hacia dónde apunto. El tema tiene que ver con que hay cosas que una nunca cree que van a pasar, pero pasan; cosas que una espera secretamente a sabiendas de su imposibilidad... y que de pronto...! PAF suceden.
Sin embargo, ordenando los hechos de forma lineal, me doy cuenta de que este pequeño buen/mal acontecimiento podría haber tenido mil lecturas si no me hubiera tropezado con el Septentrional.

He aprendido a calmarme, y aún así, vuelvo a arrancar con todas mi fuerzas

domingo, junio 17, 2012

Un Pedacito

Pedacito de cielo, de corazón: nada consigo si sigo engañándome. A tí te puedo ocultar esta enredadera grande que tengo plantada en el cuerpo, mas no a mí misma; y si la abandono crecerá más grande y será peor: se va a desbordar si no voy podando, y si no dejo un poco que se expanda como ella quiera -con la debida asistencia- se me va a encaramar por cualquier parte y más encima se va a ver, que sería lo más grave.

Cuando sienta que hay que sentir, sentiré. Cuando hayan días en que no sienta nada, una hermosa calma se apoderará de mí. Hay días que contigo, pedacito, me pasa todo... y otros, los más lindos, en que no me pasa nada. Heme aquí que soy la contradicción de mis dos polos.

A tí te pude mostrar todo sin sentir miedo alguno y asimismo he sido capaz de cerrar cada poro, uno a uno, para que nada de ti me entre y nada de mí salga en dirección a tí; para protegerme y protegerte. Todo lo anterior, luego de que me cerraras las puertas después de tanta inexplicable apertura, de tanto dejar correr y dejarse recorrer; de tanto cavar y socavar y cribar; de tanto hundirme y hundirte; de tanto sentirme bien con el dolor del mediodía siguiente; el dolor de tus caderas en mis muslos, precioso dolor, como queriendo que no me olvide, que aún lo tenga ahí.



Sin embargo, el amor propio es más fuerte, y hoy por hoy soy libre, aunque fluí sin un fin más que fluir, aunque aprendí a ser como tú y vivir el momento. Carpe diem me repetía en la mente mientras me relajo pensando no te preocupí, si el corazón lo tengo de adorno y después digo ¿y qué puta mierda quieres que haga? No hay más cosa que hacer sino respetar las pausas y los tiempos, acatar los silencios y los no como respuestas. Es terrible pero cierto que he atravesado esos mismos bosques densos y salir al llano no me fue cosa fácil; es terrible pero cierto que cuando te miraba sabía que tu mente estaba en otra parte y que te sentía tan niño, como creciendo, aunque yo estuviera perdida en el bendito dolor de entre las piernas, en el maldito romance de nuestras pieles. Es terrible, y puta que es cierto que cuesta convivir con un cuerpo estático by my side, cuando lo conocí dinámico y on me.

El amor propio es más fuerte, pedacito de cielo, de corazón. Por eso te digo pedacito, porque de corazón y de cielo hay kilómetros a la redonda. Fragmento de mi vida, pedazo de mi historia, de una esperanza quise saltar al cielo, nuevamente... por eso eres un punto de luz en mi Universo, solamente.

lunes, junio 04, 2012

Cheetah con Botas

Se supone que con las botas puestas se muere, que se muere en la rueda, que la rueda sigue girando después de la catástrofe; pero yo vivo con mis calzado bien firme, vivo en el engranaje que gira, dejo de girar después de los holocaustos. Hacer una pausa y detener el cauce no es una costumbre muy mía, pero la he acuñado y aprehendido bastante bien ahora último, en calidad de desafío y dialéctica de los polos.

A veces hay que lanzarse y dar certeros zarpazos, otras, sentarse y respirar hondo. Algunos días quiero ser una Cheetah, cazadora que persiga a 70 km/h  a su presa hasta dar con el objetivo, moviendo certeramente cada uno de mis músculos, usando mi cola como timón. Sin embargo sé que otros días debo aquietarme como lirón y dejar que el tiempo decida, mientras observo todo desde mis aposentos.

Cuando haya que acelerar, no hay duda que me subiré a la aventura.
Por ahora una tremanda pausa después de un gran zarpazo me hará bien, sobre todo porque me equivoqué.

Hay cosas en las que debo crecer.


viernes, junio 01, 2012

SZanjado

En efecto, fui tañida como guitarra y luego sobada como una masa de sopaipillas; más tarde me archivaron con un alfiler como al hombre de Nazaret. ¿Y quién soy yo para juzgar? si el nazareno víctima de mis ojos me dejó igual de angustiada, con la esperanza más que abierta y la decepción más que profunda cuando supe que no me escogía. Plañidera, me entregué al inmenso vacío y también busqué en otro lado lo que él me había negado... y no resultó.

No creo que algo de karma esté metido, ni ley del boomerang, sino que necesitaba aprender algunas cosas o recordar. Poco a poco los sueltos cabos se comienzan a atar, y el dolor no es poco, pero es seco: no sale, no se nota, no produce inspiración, no se define.

Me lo imagino como un... no un arrepentimiento, no. Es una especie de rabia contra mí y la contraparte... yo sabía qué riesgos estaba corriendo, sabía con qué chichita me estaba curando, me lo dijo la mejor de las fuentes. Mi juego fue el riesgo, me arriesgué y perdí.

Ojalá su eterno llanto, su dolor, su angustia previa, se seque y no pase por lo mismo que yo.
Fui un error. Un impasse, un desliz.

domingo, mayo 20, 2012

Desde el Cuerpo


Abrazo mi cuerpo - Carmen Luna

Mi medio, mi todo, el que manifiesta lo que soy. Hundido, acribillado, fumado, embalado. Ya sin sesgos, ya sin dudas, ya sin tabúes, ya sin heridas (aunque con cicatrices). Nublado en la noche, partido por la mitad, disuelto en el aire, ceñido al sentimiento, sobado como una buena masa de sopaipillas. No socavado, pero a punto; no en la cima del mundo, pero casi; no reclamando la verdad, pero rozándola; no con las cosas claras, pero a media luz.

Era yo, y no era yo. Ahora no soy igual, pero mi cuerpo no quiere dejar de ser lo que se va sumando en él al estar. Quisiera volver a estar, siempre y cuando mi cuerpo de Sol realmente mitigue los dolores innecesarios que otro, igual que yo, vive pariendo porque quiere como yo. Ahora que ato los cabos sueltos, lo hago con mis dedos, con mi compasión, con mi comprensión.... con mi todo, con mi medio. Y vuelve a empezar.

No voy a envejecer, ni me voy a preocupar.

martes, mayo 15, 2012

Todas las canciones que te canto


Es indudablemente distinta la música que iba escuchando camino a clases en relación a la que escuché de vuelta. Sin embargo, la gran mayoría de canciones van como misiles lanzados hacia el mismo objetivo. Hoy ya no se puede dudar de eso tampoco.

Es que yo tengo claro mi camino, pero otros, con su sigilo, están tanteando terreno. Es probable que hayan mas leones en mi vida, mucho más allá de los que lloran. Lo único que sé es que su oído, por regla general, es agudísimo... y que con un buen piño de canciones, paciencia y reflexión, podré lograr mi cometido... mi noble cometido.


He vuelto a recordar lo que es el altruismo más puro, y no por eso me quiero suicidar, como antes.

Bordado - Camila Moreno.

domingo, mayo 13, 2012

El Llanto de los Leones

Mi piel, mis ojos, mi yo. Todo mi yo.

De mi para tí con todo mi yo, decíamos cuando nos ibamos a escribir un recuerdo en el colegio.

Espero que esto no se quede en el mero recuerdo.

Tenía miedo, de 2 cosas. Una, la doble intención con la que en parte abordaba esta expedición. La otra, una vez concretada la empresa, que se me viniera abajo. Aún los sismos probables se asoman por la ventana, y quisiera que los pájaros que afuera cantan se los lleven.

Tengo miedo, torero. Tengo miedo de que me claves la espada justo en la cruz y me desangre lentamente. Cuando vi una semilla y creí en ella, jamás pensé en las incertidumbres de la mañana siguiente.

He de perdonarme a mi misma por los laberintos reflexivos en los que me imbuyo.

sábado, marzo 31, 2012

La Trenza


Anoche soñé con el más sencillo de los peinados, pero puesto en otra cabeza. Me estai copiando el look le dije, y no recuerdo que más pasó. Fe de erratas, anoche no soñe eso... debió ser hace unos dos días; lo que anoche soñé tenía que ver nuevamente con la misma cabeza, y con unos ojos que tomaban desayuno al frente mío.

Te he soñado toda la noche (o todas las noches?) y despierto con culpa, como queriendo que ni mi parte consciente ni mis sueños te amen, porque vas prohibido , porque te celan. Y bueno, como consuelo, ya que no puedo hundirme en tu cuerpo, me hundiré en tus tierras.

He querido quererte y te he perdido antes de la posesión. Por eso quiero ser serpiente y mudar mi piel; ya no quiero habitar más esta piel compleja, enredada, gobernada tantas veces por amores totalitarios.

Los enredos son más fuertes que los del pelo, aunque, por mucho que no quiera, tu cabellera que se ata hace el día.

domingo, marzo 11, 2012

Volver

No me traje la frente marchita, me vine más bronceada.

Tal como quise irme, partí... me fui a hacer un breve ensayo de cultura y personalidad, con la secreta esperanza de cerrar un amargo capítulo de un año bizarro, y todavía ni sé si di vuelta la página o si voy a reabrir el libro con más fuerza ahora que comprendí algunas cosas.

Ayer reflexionaba que hace mucho no me proponía una meta tan tangible y concreta que fuera cumplida con creces, y eso me conforta: el viaje físico y el del alma se conectaron, homologando las distancias con los aprendizajes, en una perfecta sincronía. Al volver al sur no sólo volví a la tierra mía sino que volví a mí, con más amor, más fuerza... con lo que se necesita para dejar de flaquear.

Hermosos parajes playeros, vuelvan a esperarme... no saben cuánto quiero volver a vivirlos, ojalá junto a tí vivirte, quinta salvaje.

sábado, febrero 04, 2012

Ensayos de Cool y Perso

Fui a una tierra que me prometieron hace muchos años, y me terminé de enamorar de ella. De todo lo que contiene también, aunque siempre de unos elementos más que de otros.
Encaminada en travesía tal noté que podría usar una vieja teoría de mediados del siglo XX para comprender un par de cosas (esas que me ha tenido todo este tiempo con la bala pasada), y entre que comprendí pensé más... no se si para bien o para mal.

Estoy feliz pero no feliz, y ansiosa, pero no ansiosa. Es que tu ansiedad no me gustaba, no, porque me mintió. Ahora me toca mentir a mí la menta sería un buen combustible exhalar falacias como los rapers sureños que se me revelaron en los últimos días del verano que pasó. ¿Qué pasó? No entendí y tampoco quería. No entiendo qué estado de conciencia es éste en que me paso rollos porque quedé con la bala pasa y me piqué a Margaret Mead tratando de sacar el mal rollo del cultura y personalidad.

¿No hay clases los viernes? Cualquier hueá llamai. Estoy ansioso. La felicito, compañera. Ya y escribís caleta, onda, siempre? Gracias a tí por venir. Estás muy distraída.

Pero quéeeee caldo de cabeza, no?

miércoles, enero 11, 2012

Tajo

El día de mostrar a destajo los tajos llegará... no hablo del 21 de diciembre de este año, sino del momento sin fecha determinada que permitirá bambolear las bolas de cristal sin desmedro y sin azar.

Ando con las ganas de arrendar las riendas para tomarlas como tomates de huerta hecha detrás de la puerta del puerto de tus amores. Es que con tantos rumores soplándome las solapas, he decidido que no quiero solapar más las calmas y que quiero liberar en Gibraltar el alma.
No pretendo llevarlo al altar, sino asaltarlo, ofrecerle vino y quizá empobrecerle el recuerdo. Es que lo quiero cuerdo pero no concuerdo con eso de mantener el pasado preso; en su camastro quiero y creo que me meto, como padrastro molestando al más huero de los setos, para borrar el cetro que se ganó ese muerto... para mirar su cuerpo prieto.

Si me viene en gana, al corazón aprieto.

lunes, enero 09, 2012

Al agua, sueños.


Ok, no supere mi record anual, pero acá estoy otra vez.

Huelo a mar, escucho canciones con olor a mar. Te escucho a tí como a 900 km o más, quizás tañendo esas 10 cuerdas mágicas que no sé cómo no salieron de tu cabello... o de tus intestinos. Respiro el Sol que hoy no acompaña a este sur, nostálgico por el otoño que recién pasó. Respiro tus cabellos de sol una madrugada de marzo, abril o mayo; y el olor a tierra húmeda me devuelve al presente: frente al pc, haciendo un ensayo, interrumpida por una canción que grita juventud y Viña y olvidar y regresar y abrazar.

Las pampas abrazadas de agua, las dunas y los jardines bien paridos me llaman, me claman... y lo hacen de serviles que son, porque quieren gritar a través de tí, quieren -como esa entrada mía- hablar hablar hablar hablar de tí.

Quiero un mate como en otoño, como en invierno. Quiero volver a aprender sobre el materialismo histórico dialéctico, y pregonar que sé, en lugar de pregonar que sabes. Quiero tener mi primer terreno de nuevo y ser más valiente para elegirte. Perdóname.

Perdoname por no elegirte... yo sé que habría sido distinto.
Adiós, me haré a tu mar, con tu consentimiento o sin él.