sábado, abril 27, 2013

Para un final

Justo en esta tarde en que la objetividad se toma mi cabeza, comienzo a notar que corresponde odiar, tener rencor y renunciar con rabia a lo que resultó un montaje catalizado por una buena dosis de labia y otro poco de imaginación. Es lo más lógico, dicta la razón.

¿Qué sentido tiene tomar caminos impulsados por la curiosidad y luego renegar de ellos? Parece que fue ayer cuando tomé mi paracaídas y me dije entre una estrella y dos golondrinas. La única forma de saber era hacerse a la mar como a los viajes del corazón, ondulando en los misterios errantes e intermitentes de la vida joven, de esa vida que se muestra abierta y sencilla.

Perdonarme y perdonar. La tarea escencial.

lunes, abril 01, 2013

Emprender el día

La primera duda que me asalta es si soy mejor persona por las mañanas, a media tarde, a la hora del sunset o en las noches tibias de luna llena. No lo sabré responder. Cuando era jueves yo me repetía anoche, anoche, anoche, perdía mi tiempo: lo mejor vino pocas horas después del amanecer.

No es que le tema a la mística de los rituales, que con ella se hacen hermosos, no. Me da miedo quedar para siempre en el estado liminal, para siempre allí pegada, sin ser lo que fui ni lo que quiero ser. Es el momento que los orientales llaman Después de la Consumación; cualquier movimiento hace romper el equilibrio y sin embargo, es necesario moverse, seguir con la vida.

Movimiento y reposo, tal es el movimiento del universo.