miércoles, enero 11, 2012

Tajo

El día de mostrar a destajo los tajos llegará... no hablo del 21 de diciembre de este año, sino del momento sin fecha determinada que permitirá bambolear las bolas de cristal sin desmedro y sin azar.

Ando con las ganas de arrendar las riendas para tomarlas como tomates de huerta hecha detrás de la puerta del puerto de tus amores. Es que con tantos rumores soplándome las solapas, he decidido que no quiero solapar más las calmas y que quiero liberar en Gibraltar el alma.
No pretendo llevarlo al altar, sino asaltarlo, ofrecerle vino y quizá empobrecerle el recuerdo. Es que lo quiero cuerdo pero no concuerdo con eso de mantener el pasado preso; en su camastro quiero y creo que me meto, como padrastro molestando al más huero de los setos, para borrar el cetro que se ganó ese muerto... para mirar su cuerpo prieto.

Si me viene en gana, al corazón aprieto.

lunes, enero 09, 2012

Al agua, sueños.


Ok, no supere mi record anual, pero acá estoy otra vez.

Huelo a mar, escucho canciones con olor a mar. Te escucho a tí como a 900 km o más, quizás tañendo esas 10 cuerdas mágicas que no sé cómo no salieron de tu cabello... o de tus intestinos. Respiro el Sol que hoy no acompaña a este sur, nostálgico por el otoño que recién pasó. Respiro tus cabellos de sol una madrugada de marzo, abril o mayo; y el olor a tierra húmeda me devuelve al presente: frente al pc, haciendo un ensayo, interrumpida por una canción que grita juventud y Viña y olvidar y regresar y abrazar.

Las pampas abrazadas de agua, las dunas y los jardines bien paridos me llaman, me claman... y lo hacen de serviles que son, porque quieren gritar a través de tí, quieren -como esa entrada mía- hablar hablar hablar hablar de tí.

Quiero un mate como en otoño, como en invierno. Quiero volver a aprender sobre el materialismo histórico dialéctico, y pregonar que sé, en lugar de pregonar que sabes. Quiero tener mi primer terreno de nuevo y ser más valiente para elegirte. Perdóname.

Perdoname por no elegirte... yo sé que habría sido distinto.
Adiós, me haré a tu mar, con tu consentimiento o sin él.