jueves, junio 17, 2010

Landscape


Llueve, sale el Sol... no hay nada que fulmine más que este clima errático: desilusiona, encanta, anima, calma las pasiones. Es un vaivén, un juego; y detrás, una secreta labor de labriego me está llamando a cultivar una nueva tierra.

Tuve un sueño hermoso: mi propio mundo, nadando, flotando en él. Saliendo a flote con un huevito en las manos. Hermosa y promisoria esa tarea de cuidar un huevito. Se siente como ese sueño en que estaba embarazada, la maternidad me cautiva mucho más en los sueños que en la realidad; cuido el huevo y salgo a flote... es extraño que la lluvia me moleste, es lindo verme distinta en algunos rasgos y permaneciendo igual en otros. Para qué soñar si no voy a crear mundo nuevo, digo yo, mal que mal es una de las pocas oportunidades de escapar en expediciones formidables, realmente placenteras, llenadoras. A flota dije, y en un bosque suavemente llovido, trepo un árbol altisimo pero fino, hago un nido, bueno en verdad varios pero me quedo fortaleciendo uno para dejar a mi hijo...

Quisiera haber soñado un poco más. Me faltó descubrirme a mí misma en ese fruto de unión, elevarme, flotar o volar, explorarme un poco... creo.

Y de vuelta en la realidad, germino, o bien, mi semilla se prepara bajo tierra. Viene el cambio de estación, ya viene la goloniña (V.H.), viene Run Run que volvió del norte, viene un landscape del sur, viene una mirada comprometida, viene un abrazo apretado súmamente cálido y después no sé qué hacer. Todo depende del factor ambiental, del clima, de la firmeza de tus pasos... como de los míos.

De tantas cosas depende la semilla.

[Voy y vuelvo - Nano Stern]

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