Vamos a darle cierre a una etapa y a refutar a la flor con el fruto, como cuando llega el solsticio de verano, que por cierto estoy esperando.
Se llena el día de flores nuevas y a veces fertilizo flores antiguas que, con su silencio, se guardaron hasta cuando sintieron que era el mejor momento para revelarse; y casi como uno de esos misterios de la vida, después de años compruebo que sí se puede acuñar algo hasta soltarlo... que sí se puede VOLVER.
Los que no vuelven, es porque no quieren. Heme aquí frente a la paradoja del volver y no volver.
Se puede y no se puede. Se quiere o no se quiere. Si es tuyo, volverá a tí.
Volvamos, pero sin volver.
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