Nunca lo fui. Nunca lo he sido... y nunca lo seré.
Aquí entre nos, nunca me gustó ese apodo, por dulce que a otra mujer le pueda parecer. Es que yo no lo soy. Y qué ganas de haber dicho: "compadre, ¡soy una diabla!"
El caso es que no se podía, porque alardear no es bueno; siempre hay que demostrar con hechos. Y haber demostrado habría significado grandes riesgos, apegos, lazos...
Cosas que yo no quería.
Aquí entre nos, nunca me gustó ese apodo, por dulce que a otra mujer le pueda parecer. Es que yo no lo soy. Y qué ganas de haber dicho: "compadre, ¡soy una diabla!"
El caso es que no se podía, porque alardear no es bueno; siempre hay que demostrar con hechos. Y haber demostrado habría significado grandes riesgos, apegos, lazos...
Cosas que yo no quería.
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