lunes, abril 06, 2009

Columna Roja


Ya, está bien. No me puedo resistir. ¿Acaso no tengo el derecho de recuperar mi libertad ahora que solté el pasado? Claro que tengo derecho... esta emoción me gusta, me gusta demasiado, y sólo espero que no vaya a pasar a mayor calibre. Mientras tanto, me divierto.

¿Con qué cara te pones sobre la espalda el color que representa la pureza? Permíteme decir que no tienes el más mínimo derecho alma incontrolada, ilógica, sin norte. Pero no negaré el irresisitble magnetismo que desprendías desde tus ropajes cínicos mientras te cruzabas conmigo y en tu mirar se notaba el dejo de apego a mi presencia.
Irresistible magnetismo, sí. Tu figura se destapaba en mi mente mientras corrías como aletargado y tu ritmo de embrujo me subía al eterno vaivén del envolvente deseo, de la ansia maldita.
Te quise destapar en mi mente, te quise descubrir por completo, te quise conocer por entero incluso sin comprenderte. Te quise, o más bien... me llené de puro deseo.

Hace tanto tiempo que de mí esta sensación no se apoderaba! Sólo que duró muy poco por culpa del mismo ser.
Es que tú...! es que eres así, es que no pierdes oportunidad.
Canción para tí y tu oscura perfección; canción para picaflores, para el deseo y la convicción. Canción de momentos cortos y extensos magnetismos; para ver tu espalda y bajo la blanca envestidura, tu columna roja, roja como tu interior tan precavido, pero a la vez tan sin sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿y Usté qué piensa?