... Y habló el Creador a la nueva obra de arte, le dijo todo lo que habría de ver en su camino y le preparó, haciendole saber que no cargaría en sí ningún peso que no pudiera soportar. Continuó sus palabras, y afirmó:
"... Barbarella, doncella tallada en marfil; nacerás blanca, con los ojos y las manos bien abiertas. Serás la niña de los ojos de muchos, sobre todo de tu padre. La de los límites y reglas será tu madre; tu hermana estará contigo hasta el fin de los días.
Crecerás en tu tierra natal, La Frontera, y en medio de la sangre araucana serás dotada de tu altiva estirpe inigualable. Conocerás la vida y sus los golpes, el frío, las alegrías, la envidia, los caprichos y tu guitarra; tus primeros grandes amigos y tu primer pequeño amor. Sin embargo, no desarrollarás en grande el amor por tu lugar hasta que te lo arranque a la fuerza.
Cambiarás de casa y te samorrearé, y te haré caer y girar como un trompo en pleno Dieciocho. Te verás obligada a mimetizarte con un ambiente aparentemente hostil: el que te enseñará más cosas que yo mismo al advertirte.
Se alargarán tus piernas y tus dedos finos, no más finos que tu cintura de propiedad privada ni tu intuición precisa. Crecerás y el perfume de tu cabello largo dejará huellas en cada airecillo de primavera.
Pronto bajarán las pasiones: la primera será la música, luego el muchacho del Mar y el Cielo.
Pero habrá una pasión que bajara sin aparente sentido, sin aparente futuro. Habrá un hombrecito que saltará al Edén con una sola mirada tuya, y tú confiarás en que ese poder innato lo hará venir hasta tí. Lástima, Barbarella, que el no vendrá todavía, porque te sentirás morir y crepitar en cada parpadeo de dolor; lo sufrirás una vez que este lejos, pero sabrás entonces que amaste y que rescatarás lo bueno de todo eso.
Gracias a ese hombrecito bajarán pasiones más oportunas: cambiarás de parecer y ofrecerás al mundo tu creatividad rupturista, tu manera diferente, tu excepcional carácter de fierecilla indomable. No se conocerá a otro que logre cazarte, pero si se sabrá tu hermosa creación e ignorarás corazones enamorados a causa de tu Gran Muso Inagotable. Esperarás por el hombrecito, porque de él estarás orgullosa y será el padre de todos tus hijos de arte. Luego te soltarás despacio sobre un amigo suave, que recargará tus pilas para seguir esperando. Sonará fuerte y te quemarás como nunca, pero sin trascendencia: tu corazón, tu piel tus huesos, son sólo de ese Muso.
El gran propósito de esta misión de espera, no puedo contartelo. Sólo te digo: paciencia, paciencia Barbarella; no desistas: tu corazón sabe la ruta y no se equivoca, como tus ojos abiertos, como tus manos abiertas...".
Ella nunca creyó tener un padre creador, y no escuchó nada de esto, porque su escencia es fiel solamente a ella misma. Pese a que todo lo que el Creador dijo fue cierto, le ha sido mucho mejor descubrir las cosas paso a paso.
"... Barbarella, doncella tallada en marfil; nacerás blanca, con los ojos y las manos bien abiertas. Serás la niña de los ojos de muchos, sobre todo de tu padre. La de los límites y reglas será tu madre; tu hermana estará contigo hasta el fin de los días.
Crecerás en tu tierra natal, La Frontera, y en medio de la sangre araucana serás dotada de tu altiva estirpe inigualable. Conocerás la vida y sus los golpes, el frío, las alegrías, la envidia, los caprichos y tu guitarra; tus primeros grandes amigos y tu primer pequeño amor. Sin embargo, no desarrollarás en grande el amor por tu lugar hasta que te lo arranque a la fuerza.
Cambiarás de casa y te samorrearé, y te haré caer y girar como un trompo en pleno Dieciocho. Te verás obligada a mimetizarte con un ambiente aparentemente hostil: el que te enseñará más cosas que yo mismo al advertirte.
Se alargarán tus piernas y tus dedos finos, no más finos que tu cintura de propiedad privada ni tu intuición precisa. Crecerás y el perfume de tu cabello largo dejará huellas en cada airecillo de primavera.
Pronto bajarán las pasiones: la primera será la música, luego el muchacho del Mar y el Cielo.
Pero habrá una pasión que bajara sin aparente sentido, sin aparente futuro. Habrá un hombrecito que saltará al Edén con una sola mirada tuya, y tú confiarás en que ese poder innato lo hará venir hasta tí. Lástima, Barbarella, que el no vendrá todavía, porque te sentirás morir y crepitar en cada parpadeo de dolor; lo sufrirás una vez que este lejos, pero sabrás entonces que amaste y que rescatarás lo bueno de todo eso.
Gracias a ese hombrecito bajarán pasiones más oportunas: cambiarás de parecer y ofrecerás al mundo tu creatividad rupturista, tu manera diferente, tu excepcional carácter de fierecilla indomable. No se conocerá a otro que logre cazarte, pero si se sabrá tu hermosa creación e ignorarás corazones enamorados a causa de tu Gran Muso Inagotable. Esperarás por el hombrecito, porque de él estarás orgullosa y será el padre de todos tus hijos de arte. Luego te soltarás despacio sobre un amigo suave, que recargará tus pilas para seguir esperando. Sonará fuerte y te quemarás como nunca, pero sin trascendencia: tu corazón, tu piel tus huesos, son sólo de ese Muso.
El gran propósito de esta misión de espera, no puedo contartelo. Sólo te digo: paciencia, paciencia Barbarella; no desistas: tu corazón sabe la ruta y no se equivoca, como tus ojos abiertos, como tus manos abiertas...".
Ella nunca creyó tener un padre creador, y no escuchó nada de esto, porque su escencia es fiel solamente a ella misma. Pese a que todo lo que el Creador dijo fue cierto, le ha sido mucho mejor descubrir las cosas paso a paso.
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