lunes, abril 12, 2010

Otro Peldaño


Realmente todas las malas llegaron juntas, según recordé hoy. Es que sí, hoy tuve que ir por primera vez a charlar con la sicóloga de lo que me significó el accidente. A mi vieja la veo preocupada por recibir un informe sicoemocional terrible que sea una fuerte arma para demandar al imbécil que me arrolló (lo cual es válido, el tipo me CAGÓ y sigue su vida normalmente), pero a mi lo que me interesa es mi bienestar; porque no le estoy metiendo color a la cosa: de verdad que necesito revisar miles de veces la calle antes de cruzar sola, de verdad que me da miedo mirar a la derecha, de verdad que el ruido del impacto me persiguió toda la noche del sábado, de verdad que recuerdo el accidente, la urgencia, las humillaciones en el hospital y me da ataque... todo, es verdad.

Por lo mismo voy con toda mi voluntad a enfrentar esto. Incluso a reconocer todo lo que me pasa, a llorar en público (y tanto que me costaba!), a revelar mi historia.

Mis alturas fulminantes han avanzado hacia otro lugar. Ahora veo con un especialista lo que por años he cargado yo sola.

Mi cuadro resume toda esta travesía.

1 comentario:

  1. Siempre he sentido un pánico un tanto secreto al cruzar la calle; ahora lo comparto contigo, aunque seas tú quien tenga el conocimiento real de la causa.
    Llorar siempre es bueno... y, en público, a veces mucho más liberador, pues eres capaz de compartir e, incluso de involucrar involuntariamente, al resto y eso hace de alguna manera que el peso de la angustia sea un poco más liviano o llevadero: todos te ayudan a cargarla en silencio (consciente o inconscientemente).
    Lindo cuadro, aunque más lindas (y cuerdas) aún tus reflexiones en un momento tan duro -debe serlo-.
    Un poco más de ánimo para ti, desde acá...

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