sábado, julio 09, 2011

Polimorfismos de la Tristeza y Otros Sentimientos Asquerosos


Busco... lo busco y no lo encuentro! Qué otra cosa buscar en la vida sino esa humareda envolvente que no se repite? Ah, fueron 5 días de aniversario nacional y yo ya me trepaba por las cortinas esperando verte. Fueron las 3 primeras semanas de vacaciones de invierno y yo veía Rally MTV esperando reencontrarme con tus ojos la primera semana de agosto. ¡Y qué reencuentro aquel! Hacía frío, yo te miraba tomar café y cuánto me habría gustado uno contigo.

Un comercial de chocolate a fin de año me hacía crepitar de dolor. La tele que querían sacar de mi pieza porque que tomaba mucho caldo, tenía mucha pena. La llamé para que volviera rápido de la pega y me dijo pone música, entre otras palabras y otros alientos. Ese Día del Amor ella también volvió pronto, con una barrita de Quaker y un Capri me parece mucho; era el día del amor de mami también. No comprendo cómo pude tocar tanto fondo, querer morirme tanto... y ahora su compañía (su de ella), que aunque nunca me comprendió del todo, es la pena cruzada en torno a ese sentimiento mío; un sentir que sólo se puede tener a los 15 años cuando uno tiene el corazón jovencito y de una esperanza quiere saltar al cielo.

Retomo mi congoja... ¿me merecía yo, tan niña, sufrir así? Ya ni puedo recordar cuántas lágrimas, cuántas lunas, cuántas noches en vela, cuántas esperanzas, cuánta ilusión. (Jamás podría olvidar la crema de verduras de ese almuerzo tardío (solitario por cierto, tristemente solitario) y el CD de El Clon, con las canciones más cebolleras y romanticonas de la historia, calándome hondo, sensibilizándome como ningún tema de la FMDOS lo logra conmigo.) Ojalá pudiera cuantificar las horas invertidas pensándole, anhelando el futuro. Guau, manera de soñar cuando no se han tenido caídas ni tropiezos.

Yo no sé cómo hay algunos en el mundo que con todos los porrazos del amor aún pueden volver a creer con la misma intensidad. Yo sólo creo por primera vez (oh! Lucybell otra vez!).

Algunos cabos sueltos me van quedando, como P. Ella tiene hasta un aura simpática, es dulce, se le nota... ¡hasta me cae bien por fotos! Pero esta otra me cayó TAN MAL. Aunque algo hace bien: ser mi PERFECTA ANTÍTESIS. Quuueeeeé... asco...! creo yo. Todo repudio innato se incrementa: me cargan las de ese tipo en general, pero ésta me carga en particular. Y se supone que no es personal, con la P debería ser mucho más delicado... y no pasa nada.

Cabos sueltos... hechos para atarse tarde o temprano.

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