(Pidió más; yo obedecí. La mano era que se transformaran en piel...)
Niuna sola pifia y vamos a volar. Mírame, con eso basta. Te perdono ramero-remero, hombre de pocas pero precisas palabras. Ya no hay nada. Increíble, cuatro años.
Hay canciones que evocan a la madeja de preguntas que me sirvió para tejer el manto de las buenas y malas ideas; todo generado por tu persona.
Ya ni me acuerdo de los tiempos en que no sabía cocinar... y pese a ello ¡tome tanto caldo de cabeza!
A veces quisiera volver, como el domingo en que hablamos sobre el amor. Es cuando citan al amor que quiero volver a los días más jóvenes, donde todo lo que tenía era y estaba joven: cuerpo, alma, corazón, esperanzas, ideas... todas mis dimensiones humanas jovialmente dispuestas para empezar la verdadera vida. Lo demás no fue nada más que antesala.
Yo no me creo top model, más bien he querido ser siempre la musa de otro artista igualmente susceptible a los encantos que saltan de la gente como relámpagos. Así mismo quiero yo provocar un destape de inspiración en un sujeto, en lo posible admirable, o de lo contrario el pobre caería en el patetismo (¿Caigo yo entonces en el patetismo si no le soy admirable a los musos que son mis testigos?).
Le dí rienda suelta a mis cabellos desde hace rato... seré capaz de dar rienda suelta a mis deseos, lo que no monitoreo es lo que se me hace imposible, y desde luego, impresionante.
Me encanta la frase "Hay canciones que evocan a la madeja de preguntas que me sirvió para tejer el manto de las buenas y malas ideas", es gigante!
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