Hay musos que deben morir, pero aún agonizan.
Por culpa de algunas canciones asociadas a momentos y situaciones, me remonto al génesis de esta etapa de mi vida, que no fue hace mucho y que por eso me encanta... prácticamente aún lo estoy viviendo, el inicio, la partida, la gestación, el nacimiento.
Podría decir que hasta en el aire había una sensación distinta. Sabiendo que todo y nada puede ser, uno está allí, espectante.
Me acuerdo de la atmósfera llena de humo, del reggae, de la vez en que sentí que podía dejarlo todo botado para empezar de cero, como si hubiera lanzado una bengala de esperanzas al aire. Me miró distinto, yo andaba con una polera súper antropológica, todavía se podía salir con polerón, mi papá me pegó un call, silencio, yo usé el morral jipi para el bien, infinitos saludes, el jarro cervecero de Escudo inolvidable, el loco al lado, el susurro, el vodka afuera de la cartera, Ordóñez que lo veía todo mientras y yo no caché hasta como 2 semanas después, el pueblo Mapuche, otro salud, me hablan largamente de lugares septentrionales, un recho, las minas por su lado, muchos cigarros, él, súper tentador y yo no despertaba, después fue demasiada mezcla, me baja el cansancio, me pesa mi pasado pero yo japi no me hice atados, devuelvo todo en una parte que nadie sabe, bolsa bolsa, no recuerdo más pero sólo recuerdo que esa fue la primera vez que la oportunidad tentativa se me ofreció y yo quizás no supe responder, y por eso ahora perdí; o bien, está bien esperar a que el pozo se llene de agua y en volá en un futuro no tan lejano andemos mejor.
Me sigue fascinando esa polera mía, y esa polera tuya. Salud por eso.
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