domingo, julio 31, 2011

El mal del Che (y de los picaos a)

Hay dos patologías: una me ataca a mí, la otra a ellos. Creo que yo no padezco su mal, no... sólo los miro, miro como se enferman y las revoluciones intestinas gritan presente. Yo grito, grito, han cachado? yo grito sin que la reverberancia se note, ya dije, siempre intestina.

Que los vuelos, que la vida, que un mate con azúcar o sin (lo mismo corre para las sopaipillas), que las tertulias de gente nueva con cosas enmarañadas de historia. Que el rojo amanecer y las cosquillas van de la mano, que las lenguas de ahora y de antes caminan para abrir las grandes alamedas. Que se despiden con un hastalavictoria para causarme una convulsión casi inmediata. Agua, aire, fuego, yerba. Que las palabras que vomitan brotan brotan se caen me golpean yo y mis golpes de todo tipo físicos verbales morales me golpean para bien más bien remezón diría yo, me hablan y aportan y en verdad son bien de mentira o bien copias de cosas que como no tienen trademark pasan piola cuando se calcan en serie.

Mi mal es sudoríparo y cardíaco, como cualquier sentimiento.

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