domingo, agosto 16, 2009

Esposo


No sé por qué me ha entrado ese pensamiento de que Usted va a ser mi esposo. Cualquier insensible se ríe y lo encuentra freaky-obsesivo, pero no puede decir que no le exploto el lado creativo a la situación.

De todas maneras es lindo imaginármelo en una casita que comprarás para los dos, metida entre el campo y la ciudad; de maderita, con un patio enooorme! Yo la tendría sopladita y bien decorada; le pondríamos algunos de mis cuadros. Me imagino que nos tomamos un cafecito en la cocina por la mañana y Usted esta chascón y ultra barbón. Para variar, yo ando a patita pelada y tengo los ojos grandes, bien húmedos, como cada vez que despierto; además, anoche me saqué bien el maquillaje, entonces me veo limpia y fresca como una lechuga.

Usted me mira, me sonríe y me contempla como lo hizo hace más de 10 años, cuando recibió mi flechazo por primera vez. Luego del café y una acicalación correspondiente toma sus cosas y se va al Lar, no a recibir clases, sino a darlas, como era su sueño... ese sueño que me contó por la ventanita del chat. Yo lo dejo ir con el clásico beso insípido de matrimonio acostumbrado, pero lo freno al abrir la puerta con un "espera" y un beso de verdad, de esos que le socavan la garganta e iluminan los interiores.

Tambíen es divertido imaginar esas cosas que acá no se escriben, y permitirme el lujo de pretenderlo mío y sólo mío, pese a todas las féminas arreboladas que Usted ha atravesado y seguirá atravesando, hasta que la vida nos vuelva a coser el uno al otro, como las estrellas han prometido.

Gracias por venir . . .

1 comentario:

  1. hace poco, pense lo mismo que tu, pero no escribo tan lindo como tu y no pude dejarlo grabado. Me pregunto, El leera todo esto, me bajo esa curiosidad.

    Sigue asi niña mujer, escribes bn, si sacaras un libro, lo compraria.

    saludos Barbarella

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¿y Usté qué piensa?