jueves, febrero 04, 2010

Radiografía de un Proceso


Sin resistirme, permito que germine en mí de nuevo aquel sentimiento, sin importar cuánto pueda llegar a doler al final (o incluso en este mismo principio); sin temer demasiado -sólo lo justo y necesario-, sin pausas, sin demasiados presagios o vaticinios esotéricos, sin muchas espectativas concretas, sin... esa infinidad de cosas que devinieron finalmente en una catástrofe casi fatal.

Vengo con esa fuerza interior que antes no poseía, con esa cicatriz que me recuerda un pasado que importa, que se ausme y no se olvida; con una actitud positiva, con una sonrisa en el rostro, con el corazón un tanto cerrado pero siempre en pro de florecer.

Los pasos cortos, lentos, aunque firmes y seguros.
La mente clara y despierta.
Los ojos grandes y abiertos.
Las manos extendidas, y tranquilas.
El corazón hinchado de optimismo, las venas ardiendo, los latidos aumentando su velocidad.

Es maravilloso, es... mágico; estoy viendo como germina la semilla, crece la planta, se abre la flor; y lo mejor es que ahora, con este poco más de madurez adquirida he tomado conciencia plena de todo este proceso.

Gracias Juan, gracias vida, por las chances.

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