(ajajajaaaa!)
Son exactos 17 los que me demoro en olvidar. Si tienes dudas, rebobinemos:
Era 28 del mes que sólo trae 28. Nos despedimos. Así fue, como sólo tú y yo lo sabemos hacer... fue entre marañas de impenetrables junglas, de dudas, de rabias, de risas y deseos... profundos deseos. Como nunca nos quedaron las marcas en la piel, como grabadas! y duraron lo que tenían que durar -hablo por mi piel, no me atrevo con la ajena- porque cicatrizaron al par de semanas.
A los 17 días me pude mirar en los ojos nuevos. Hubo cosas que contribuyeron a ello: la casa, el humo, los sonidos, las risas, Youtube, el ambiente, las nuevas ideas.
No lo volví a mirar igual, es que no lo puedo volver a mirar igual... imagínate tú que te vuelves a encontrar con alguien que comparte tus aspiraciones intelectuales, tus proyectos y tus pensamientos y, además de eso, los comprende. No podrías ponerle los mismos ojos que al resto, ni vestir sus ojos con los ropajes de cualquiera, no.
Perdóname si respondo -en este caso exclusivamente- al prototipo de fácil. Pero no me voy a negar a reconocer que olvidé en 17 días... ¡las cosas me pasan en periodos de esa extensión! ¿y qué le voy a hacer? contigo así pasaron y sucede ahora.
¿En qué día del ciclo estaré ahora? como para preparar el equipaje por si algo sucede.
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