Me miro, los miro... y me completo.
Te sientas en clases y te preguntan qué viniste a buscar acá... ¡te encantaba esa clase hasta que preguntaron eso! Quisiste entonces parafrasear a Huidobro y decir:
"Profesora, volví a la Antropología huyendo del reino incalculable, de ángeles prohibidos por una traición..."
Mucha gente llegó buscando cosas. Tú sabes que llegaste con las manos tan vacías como la esperanza. Afortunadamente también sabes que ya no saldrás de ahí con las manos peladas, salgas ahora o nunca.
Es sólo que no podías evitar entristecerte. O al menos, sentirte un poquito compungida: no por haber elegido este camino sino por recordar que no fue un camino precisamente elegido.
Yo he decidido dar testimonio de tu vivencia, como narradora omnisciente, como ajena pero conociendo a fondo, como otra; es que me estoy constituyendo como otra, estoy constituyendo a los otros y por sobre todo me constituyo a mí a través de ellos, como ya han presagiado que sucederá.
La vida habría sido diferente, es obvio; sólo no me quiero enterar de que podrá haber sido mejor.
Es que no me imagino algo mejor que este presente no escogido.
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