domingo, diciembre 27, 2009

La maleta

Hacia Rutas Salvajes, de Sean Penn, 2007

Quiero viajar. Tengo unas ganas enormes de esparcirme por las rutas como si fuera el asfalto mismo. Si pudiera, si las piernas me lo permitieran (la falta de training jaja) tomaría la bicicleta ahora, metería mis últimas 20 lucas en el bolsillo, y me mandaría a cambiar sin saber bien a dónde, por una buena cantidad de días y quizás acompañada de un par de amigos aventureros (Robi, Vicky... no es mala idea no? Europa en bici, Italia...); todo eso hasta sentir que se me rellena de nuevo el corazón.


Imagen de la película

Alguna vez escribí que "tenía el corazón hinchado de tí", alguna vez me arrepentí de eso y hoy, lo asumo como parte de mí... pero al mirarme adentro PAF! sopresa: el corazón ya no se me hincha, supongo que a causa del realismo que invade mi mente. Porque sí, seamos realistas: en la práctica seguir dándole vueltas a ese asunto no tiene caso. Pasar página y ya. Punto.

Por eso mismo, quiero viajar, para que el corazón se me hinche de otras cosas: de Sol, de viento, de libertad, de satisfacción, de plenitud, de libre albedrío.
Soy libre. Por fin. Hoy duermo más, como mejor, no pierdo horas de inercia pensando... rotando ese cubo Rubbig que tenía en la cabeza, como en mi Autorretrato.


Autorretrato, Barbarella, 2008.

Alguna vez dije que, más que sentir que cargaba con él como una mochila, lo sentía como una maleta con ruedas. Hoy, no puedo aseverarlo al 100%, pero puedo decir que estoy mucho más cerca de esa afirmación.

Si la verdad es que lo amo, entonces mi razón dirá lo contrario. Por salud mental.

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