lunes, mayo 30, 2011

Édito

En efecto vuelvo a mis textos, y muchas veces ya no entiendo porqué los escribí (perdón si este escrito se desordena un poco, estoy en un fluir de pensamientos abismante), de pronto me desprendo de mis propias obras, ya no soy yo la que importa al escribir sino lo que allí se contiene, ese algo que invita a descubrir, a hacerse preguntas; es el texto que apela a su lector, más allá de mí.

Me acuerdo y digo, ¡Claro, cuánta razón! Yo tuve un poema édito. Lo llamo así porque todos los demás aún no se publican y casi no los conoce nadie. Salí honrosamente mencionada en segundo lugar y lo publicaron en una revista literaria que nunca me entregaron, porque le faltaba un último retouch a la impresión. Quedaron de enviármela, nunca fue. ¿Dónde está Paratopia ahora? ¿Dónde está Lavaquita?

No importa. Yo no escribí para ganar premios: escribí porque sus palabras eran banderas de lucha, porque sus frases dejaban hoyos en las paredes del lugar, porque su sola voz rompía esquemas, y yo que le miraba, lo empecé a escuchar...

Entonces, canté: "Ese ruido es como si asesinaras a una estrella/ el ruido que haces al desatar el nudo de tu cabeza/ las otras cabezas te saludan, sin mas mínimo embeleso/ yo ya perdí esta batalla contra las huellas..."

Debería publicar acá mi poema completo, mostrarle al mundo Voz aquí, para sentirlo más mío; aunque claro, ya no me reflejo en aquello que escribí... o tal vez sí, dependiendo de lo que pase con algunos musos nuevos.

En cuanto a los asesinatos, esos se merecen una entrada aparte.

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