¡Viva la ruralidad!
Es la pregunta de casi todos los días. Sucede que nos desvivimos por nuestras metas y, de pronto... ¿Cómo estar seguros de que funcionará? Al menos a mí me gustaría a veces -sólo a veces- ser como uno de esos caballos carretoneros que sólo miran hacia adelante y no se preguntan por nada; o bien, si lo hacen, no parecen reparar demasiado en ello.
Quisiera poder hacer como hice muchas veces antes: acometer mi propósito sin siquiera pensar en recompensa alguna, sin desear el más mínimo fruto para mi esfuerzo. Sí, llevar a cabo esas tareas altruístas... demasiado nobles para mi envejecido espíritu.
Sucede que a veces me siento vieja de allí, de ese lugar que rejuvenece con los amores; debe ser que ando buscando eso: volver a tener el espíritu joven, creer que de una esperanza se puede saltar al cielo (volver a creerlo), luchar por causas que algunos dan por perdidas, no perder la capacidad de asombro, no perder la curiosidad.
... Yo misma planteaba que esas eran cualidades fundamentales para que la vida tuviese sentido. No es mi vida un sin sentido, no... es que ya no doy puntada sin hilo nada más.
Debe ser que busco rejuvenecer el interior de otra manera, pues los amores lo logran, y para mi gran amor, el arte, va quedando poco tiempo de la rutina diaria, obviamente, poco presupuesto.
Debe ser que me enredo, en estas ganas, estas ganas infinitas de indagar hasta el fondo, de mirarme al espejo en ninguna agua sino en ese par de ojos que el mar arrastró hasta acá. Debe ser que busco soles en la mitad de una luminaria tenue, que salgo disparada como de una catapulta a causa de un roce. Y como es mi costumbre, quiero certezas, las quiero ahora ya.
Qué fuerte. Hay cosas de mí que están viejas, que quisiera cambiar. Va siendo hora de mudar la piel, sin embargo habré de encontrar el zipper que la abre y la cambia, como primer paso.
Cómo te miro sin mirar futuro, aunque haya puntos a los que no llego contigo, a los que mi imaginación no alcanza todavía. Cómo te miro sin pensarte como respuesta, aunque me origines todas las preguntas.
A estas alturas de mi vida, creo que si no hay Dios en nuestra vida, entonces nada tiene sentido.
ResponderEliminarBuena prosa.
Saludos :)