Hay que aceptar la realidad, aunque tengo confusiones entre ella y la verdad, pero bueno.
No sé si me siento mal. No debería, o tal vez sí... ¡tengo derecho a sentirme como yo quiera, carajo! El problema es que no me quiero sentir de ninguna manera. Quisiera ser un témpano: sin sentir, sin memoria, sin lazos.
¿Y qué sentido tendría la vida? Es más, me lo pregunto ahora, no porque esté al borde de la ventana despidiéndome del mundo cruel, sino que... ¿Qué guinda va a tener ahora esta torta? De dónde vuelvo a encarnar al muso, si tengo que asumir que él es una utopía, de dónde saco la fuerza pa tocar, bailar, escribir... de mi amor al hombre, a la palabra, pienso, no se me ocurre de dónde más; aunque sea esto sirve de recurso provisorio, porque necesito coronar mis obras con algo... y al David de Miguel Ángel no lo veo hace rato.
Bueno filo, arriesgaré la piel en alguna otra aventura venidera.
Sin embargo sigo pensando que se te ven muy bien las pestañas en esa captura.
Ya chao. Esta mierda se tornó Chick Flick... peor con la imagen.
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