La actividad creadora es siempre un placer para mí. Imagíname sin usar mi creatividad por un momento y sentirás que no soy yo, tal como me sucede: dejo de crear y una parte de mi se arranca, como si muriera.
Como me considero hedonista, y en mi búsqueda del placer está la revelación del arte, es sólo ese lugar (el de la revelación) en donde me siento verdaderamente plena, al punto de poder dar y regalarme en momentos de absoluta felicidad.
Por eso, pídeme cualquier cosa, pero pídemela siempre con tu cuerpo (...). Es que el cuerpo es otra de mis miles de inspiraciones; el cuerpo que comunica, el cuerpo que planta luceros en medio de alegrías; el cuerpo como lienzo, como alimento del día a día. Pídeme las cosas con esos mismos ojos que arrastran toda la furia del mar y la calma que de allí mismo brota.
Yo te pido permiso para que seas muso-lienzo, para trazar sobre tí con libre albedrío; mientras me levanto en la mañana, con una canción de tu tierra en la cabeza... esa que ruega que acabe este suplicio.
Larga espera.
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