El compañero, el compañero de vida. Debo irme de aquí. Hace falta un partner, hace falta un apañatodas. Ah, que bonitos los espirales, como trigos de sol y de viento, juegan. Me extraña que la mano izquierda, un diestro, y a su izquierda yo, sospecho. Rollos, rollos, rollos. Cuántos ojos me regalaron hoy día? y oscuros más encima. Un gracias, miles de miradas, qué belleza. Me sigo cayendo caigo te das cuenta sí no no sé, te das cuenta, me pregunto. Me castigaría con la huasca de la que habla Mancilla en clases porque no puedo parar, no puedo, yo misma en cierto modo no opondré resistencia, en pro del arte. No me opongo a la belleza, no me opongo a los encantos irresistibles. Ah, mira tus piernas, las miro. Vuelve la mirada ¿Por qué? qué significa no creo que sea taaaaanta coincidencia. Pero cómo, acaso no es posible salir de tanto cascarón platónico, como de niños... y qué se supone que es el amor adulto, tengo puras malas impresiones... la experiencia cercana me lo dicta. Y la rematan las fotos, las fotos, los limones las transparencias líquidas, tanta belleza tanta perfección y pienso que bien, invierto los roles porque no me quiero acoplar a lo que dicta la sociedad occidental, pienso que bien que bien que bien te verías así mismito en mi cocina, lavándome la loza, fregando con la esponja, lindo, con esa misma carita de buenito. Quiero soltar, y me transporto a esa antigüedad en que a nosotras se nos prohibía la cabellera suelta o hasta mostrarla y recuerdo qué ícono más grande de la tentación presente en todas las hebras largas y sueltas, mucho más en las que se mueven las que ondulan y juegan. Qué belleza, tremendo día de Sol que tuvimos y tu también estabas todo más encantador, todo más magnético, más felino, mas musical, más lúdico. Todo bien intensificado como a medida de mi satisfacción, colmadísima ya no pido más, me he enredado, hasta las patas menos mal aprendí a controlar algunas cosas, no perder el equilibrio saltos en la cuerda floja a poca distancia del suelo, el problema es que si caigo al suelo me hundo hundo me hundo me quiero hundir, descansar con un suspiro que salga del alma como esos que salen (o deben) salir a fin de semestre todas las gaviotas llamando al frente, cuadrarse darse prisa para el descanso solo hace falta esa misma cama, el cariño y el silencio; ni te dejo hablar porque te callé con besos. Sigo pensando menos mal que ya no pongo cara de carmesí porque te torno habitual y no por eso común ni mucho menos corriente, es cosa de todos los días bacilar, bacile bacilemos unos vinos pa la pena le digo yo al otro y en volá el loco se pasa rollos quien sabe yo no sé nada, sé sólo de uno aunque parezca que se de muchos, equivocados, no me conocen, no creo que desde afuera me vea muy así yo no soy de exteriorizarlo todo; sólo lo que es de verdad se me sale sin control.
Todo esto se me sale sin control.
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